Estoy harta de tanta ponzoña. Llevamos más de dos meses confinados por esta maldita pandemia global. Han muerto miles de personas, hay muchas más enfermas, nuestros sanitarios, aún desbordados, siguen luchando como leones. Fuerzas de seguridad, bomberos, protección civil, empleados de tiendas y limpieza, voluntarios… hay muchas personas que se arriesgan cada día para ayudar a los demás. Ayudar a la gran mayoría que estamos confinados en casa y cuya única obligación es justo eso, quedarnos en casa y seguir las indicaciones de quienes están gestionando el marrón que les ha tocado.
Nuestros sanitarios no dejan de luchar contra la epidemia.
Harta de tanto veneno
Sí, MARRÓN. Porque, recordemos, esta desgracia es una pandemia global, la gran mayoría de los países están afectados. Todos las naciones andan desbordadas, nadie creía que la epidemia iba a alcanzar estás dimensiones. Cualquier gobierno es el primer interesado en sacar a su pueblo, cuanto antes y lo mejor posible, de está situación que arrasa vidas y economía. Lo lógico sería que los políticos, del partido que sean, colaboraran unidos en beneficio de sus votantes. Para analizar la gestión, para pedir responsabilidades, habrá de sobra tiempo cuando se supere la urgencia sanitaria. Y al final, están las urnas, y el voto democrático, que se supone sabe elegir a quienes gobiernan.
El COVID 19 no conoce fronteras ni regímenes políticos
Pues no. Políticos, medios de comunicación y personas aburridas, ignorantes, malintencionadas, indecentes, insolidarias, inconscientes… difunden bulos, mentiras, miedo, y llamamientos soterrados a golpes de estado en una situación ya crítica de por sí.
Quienes les apoyan y jalean, quienes responden a sus proclamas deberían pararse a pensar si por el hecho de cambiar gobernantes se derrotaría al virus. Pues NO, el COVID19 no conoce de partidos o colores. Sí sabe de cebarse en la sanidad mermada por los recortes y privatizaciones, en las residencias de mayores desprotegidas, en el hacinamiento y en la miseria.
Estoy muy muy “jartita” de tanta mierda vertida en las redes, de tanto odio y maledicencia.
Mi diseño para la primera portada de Promesas de arena.
Hace seis años, por estas fechas, terminaba de corregir el manuscrito de mi primera novela, Promesas de arena. Un reto que me había propuesto a mi misma: ¿sería capaz de escribir algo más de una historia de 30” para un spot o como mucho 10′ de video publicitario?
Pues sí, lo había hecho, y el resultado me gustaba. Gustaba
a quienes lo habían leído: familia y amigos. Claro que eso siempre me dejaba la
duda de si su beneplácito era por no darme un disgusto.
Debía arriesgarme y descubrir si mi novela tenía cierto valor literario. Envié una sinopsis y primer capítulo a varias editoriales, y paralelamente mandé el manuscrito a un concurso, no demasiado conocido y con un premio no muy elevado, que me gustó por su planteamiento: “Un premio de mujeres para premiar la escritura de mujeres”. No tenía nada que perder y quizás, sí algo que ganar
Alguna editora me pidió que le enviara la novela completa para su estudio (otras editoriales ni se molestaron en contestar, claro). Me lo tomé con calma, sé que en la mesa de lectura se acumulan torres de manuscritos. Tocaba esperar, y mientras, me metí en redes.
Contacté por esa vía con otras escritoras y escritores, comencé a descubrir grupos de lectura y a valorarlos en su justa medida. Tomé conciencia de lo basto que es este universo de los aspirantes a escritores. Me entusiasmaba y me divertía.
Sólo escribir te convierte en escritora.
Abrí este blog para hablar de “lo que cuento” y de “lo que leo”, o sea, “Cuento y Leo”. Porque escribir lo necesito, y leer es imprescindible para escribir bien. Eso, justo, es lo que quiero: hacer un tipo de literatura con calidad y popularidad. Una lectura sencilla y amena que haga reflexionar y deje su pozo en el lector. Y no, no estoy hablando de best seller, estoy hablando de buena literatura, esa con la que disfrutas mientras la lees, la que vuelves a releer, y la que sigues recordando aunque pase el tiempo.
La buena literatura es la que se queda contigo eternamente
Para mí la “alta literatura” es la que apasiona y llega a la gran mayoría de los lectores y no solo a las columnas de crítica literaria de los medios.
Y ¡sorpresa!
El 5 de marzo de 2015 recibo la llamada de unas locas que, entusiasmadas, me dan la enhorabuena por ganar el premio internacional de narrativa Marta de Mont Marçal en su segunda edición. Casi les cuelgo, creí que era una broma. Debía de viajar el día 8 a Barcelona para recoger el premio en la Fundación Jordi Sierra i Fabra. ¡Jordi había sido uno de mis referentes literarios a la hora de escribir Promesas de arena! No, no era broma. ¡Mi primera novela había ganado un premio y la iba a editar una reconocida editorial! Fue un subidón en toda regla y el empujón que necesitaba. Seguiría escribiendo. Retomaría mis pinitos literarios de cuando colaboraba en La Luna y publicaba cuentos infantiles. Mi etapa publicitaria hacía un tiempo que me aburría enormemente y siempre me había planteado que el trabajo debía hacerme disfrutar.
Celebrando el premio Marta de Mont Marçal a Promesas de arena, en la Fundación Jordi Sierra i Fabra. ¡Me lo entregó el propio Jordi!
De mi visita a Barcelona, además de conocer al maravilloso equipo y jurado del Premio Marta de Mont Marçal, presidido por su promotora Blanca Sancho, volví con un contrato editorial y una agente literaria, el sueño de todo escritor novel.
En Junio 2015 salió Promesas de arena publicada por Roca editorial.
Mi primera novela ve la luz
Además de la primera presentación en la librería LE de Madrid, rodeada de familia, amigos y algunas blogueras animosas, Promesas de arena se presentó en mi tierra, Córdoba, en el Palacio de Orive, de la mano de Mar Téllez, concejala de Cultura, y el poeta cordobés Pablo García Casado, y al día siguiente en la librería Luque, la librería cordobesa de más solera, donde puede conocer a dos paisanas escritoras y a varias blogueras andaluzas.
Presentación en Cultura Cordoba Mar Téllez, Pablo García Casado y Laura Garzon
Escritoras y blogueras cordobesas con Promesas de arena
Promesas de arena en el Diario Córdoba de 16/11/2015
Otro subidón. Volver a tu tierra a presentar tu novela y salir en radio y prensa es un regalo para la autoestima.
También presenté Promesas de arena en el Centro Cultural San José, en Segovia, y en la biblioteca León Tolstoi de Las Rozas de Madrid.
La novela parecía que se movía bien. Tuvo entrevistas en radio e incluso una en el informativo de un canal de televisión, alguna mención en prensa, y recibió numerosas reseñas positivas.
Una de las primeras, en la web Propera parada: cultura, dirigida por el escritor y periodista Xabier Borrell, decía:
“Sí, el jurado del II Premio Internacional de Narrativa Marta de Mont Marçal 2015: Marta Hernández, Blanca Rosa Roca, Isabel Martí y Hortensia Galí, acertaron en su elección al otorgarle el premio gordo a Promesas de arena, tanto que estamos convencidos de que pronto será llevada o a la gran pantalla o a la pequeña pantalla en formato mini serie, tiempo al tiempo.”
También hubo alguna reseña negativa (hay «gustos lectores para todos los gustos» y de las críticas se aprende, al menos a sobrellevarlas con estoicismo).
Todo muy guay, fantástico, ilusionante… pero pocas ventas.
Las novelas de autores desconocidos y promoción escasa desaparecen
rápidamente de la mesa de novedades. Cada semana llegan a las librerías cientos
de títulos y el espacio es reducido.
Y volvió a surgir el milagro.
¡¡Promesas de arena miniserie en TVE1!!
Un año más tarde, mi agente me comunica que ha enviado la novela a una productora. Vale, no le doy mayor importancia. Cuando me dice que la productora está interesada y hay que mandarle varios ejemplares, vuelvo a pensar que es una broma. Y no, no lo es, ¡es un sueño que se hace realidad!
Andrea Duro, Blanca Portillo, Daniel Grao, Francesco Arca, unos secundarios espléndidos y dos grandes directores, Manuel Estudillo y Joaquín Lamas. Producida por Atlantia Media
Amparo Miralles, Directora de contenidos de Atlantia Media se enamoró tanto de la historia que la sacó adelante contra viento y marea, hasta convertirla en una mini serie para RTVE.
El lunes 11/noviembre, a las 22.40 h. se estrena en La 1
de RTVE la serie Promesas de arena, basada en la obra homónima de Laura Garzón
(me suena rarísimo, pero, para mi regocijo, lo repiten siempre) con un plantel
de actores de primera y rodada en exteriores naturales.
¿A dónde llegará y me llevará mi primera obra literaria? El destino decidirá. De momento ha superado todas mis expectativas y me ha permitimitdo conocer, en este mundo literario real y virtual, a personas maravillosas: escritoras y escritores, periodistas, reseñistas, bloguers, libreros, editoras y agentes que con su labor nos permiten seguir leyendo y soñando en otros universos. A algunas y algunos tengo la fortuna de considerarlos amigos.
84, Charing Cross Road, Helene Hanff, traducción de Javier Calzada. Anagrama 2018
Me he enamorado de este librito sobre libros
Fachada, librería El Torreón de Rueda, Segovia
Estanterías de librería El Torreón de Rueda, Segovia.
¿Cómo he podido sobrevivir hasta hoy sin conocer esta
maravilla? Yo, que adoro los libros tanto por su contenido como por su edición.
Yo, que me pierdo en las librerías de lance, como si entrara en un espacio
mágico. Que babeo de placer acariciando el lomo de un viejo tomo encuadernado
en cuero y me coloco con su olor…
Helene Hanff, dramaturga, guionista e ingeniosa escritora de cartas.
84, Charing Cross Road se publicó por primera vez en
1969 en Estados Unidos. Su éxito fue fulgurante y su autora, Helene Hanff,
logra en pocos meses el reconocimiento que no había conseguido en su
trayectoria como dramaturga, guionista de televisión y escritora de textos
educativos.
84, Charing Cross, 1960
Una historia real convertida en leyenda
En las poco más de 100 páginas de su libro, que no novela, quedan las cartas que durante veinte años cruzó Helene con el librero Frank Doel, los empleados de Marks & Co. y personas relacionadas.
Calles de Londres bombardeada durante la segunda guerra. (Photo by Fox Photos/Getty Images)
Nueva York, años 50
Un intercambio epistolar que comienza en octubre de 1949 y a lo largo de esos años refleja la evolución y el contraste entre las dos culturas anglosajonas que comparten la misma lengua. Inglaterra, junto con su aliada Norteamérica, sale triunfadora de una guerra pero sufre las consecuencias económicas y sociales de su esfuerzo bélico. Estados Unidos, por el contrario, a pesar de la recesión, está en plena efervescencia. Aunque los americanos han participado en las batallas no han sufrido en su territorio la devastación y los bombardeos. Al otro lado del Atlántico no hay racionamiento ni escasez de alimentos. ¡Las medias de nylon no son artículo de lujo!
Un inmenso amor por la literatura y la edición
Sobre este marco, la correspondencia intercambiada entre Helene y su interlocutor en Mars & Co., Frank Doel, desgrana ingenio, ironía, desparpajo, y, sobre todo, un inmenso amor por los libros, de uno a otro lado del Atlántico.
“El Newman llegó hace casi una semana y ahora comienzo a recuperarme de la impresión. Lo tengo junto a mí todo el día, en mi mesa de trabajo, y de vez en cuando paro de escribir a máquina y alargo la mano para tocarlo. No porque sea una primera edición, sino porque jamás he visto un libro tan bello…” Pg. 32
Gracias a la publicación del librito en Inglaterra, en 1971, Helene pudo por fin viajar a Londres y hacer los recorridos literarios que comentaba a su amigo librero Frank Doel. Lamentablemente, cuando llega, él ya no está y la librería Marks & Co. ha cerrado para siempre.
84, Charing Cross Road es el libro de los bibliófilos
Como refleja Thomas Simonnet en el revelador post scriptum
que cierra la edición de Anagrama:
“…un periodista de Newsweek declara: «84, Charing
Cross Road es uno de esos libros de culto que los amigos se prestan unos a
otros y que transforman a sus lectores en otros tantos miembros de una misma
sociedad secreta.» Pg. 125
Sí, me ha enamorado este librito epistolar; a criterio de muchos, el libro para bibliófilos por excelencia, no solo por su prosa encantadora y sus menciones a obras literarias inglesas, sino porque te hace reflexionar sobre temas de total actualidad hoy, en la era del libro digital.
Veréis, continuamente leo en las redes a lectoras (somos muchas más lectoras que lectores) que esgrimen el alto precio de los libros para justificar la piratería y obvian que es muy similar a lo que se gastan en la terraza del bar. Quieren disfrutar de un buen rato de lectura sin recompensar al escritor, al traductor, al editor, al maquetador, al impresor y al librero que hace posible ese milagro. Estas palabras las escribe Helene Hanff en 1952 y aún son totalmente vigentes: “Qué mundo tan extraño éste nuestro, en el que uno puede adquirir para toda la vida algo tan hermoso…, por lo que cuesta una entrada de cine de Broadway, o por la quincuagésima parte de lo que te cobra un dentista por empastarte un diente!”. Pg. 72
Asimismo, esta otra joyita me ha recordado el afán que tienen muchos lectores digitales por acumular e-books en sus e-readers, porque son gratis o a precios irrisorios. Libros que engullen sin digerir, o a veces duermen eternamente en la memoria de sus dispositivos sin haber sido leídos: “… Mis amigos son muy peculiares en cuestión de libros. Leen todos los best sellers que caen en sus manos, devorándolos lo más rápidamente posible…, y saltándose montones de párrafos según creo. Pero luego JAMÁS releen nada, con lo que al cabo de un año no recuerdan ni una palabra de lo que leyeron.” Pg. 75
¡Ojo! Yo no estoy en contra de la edición digital, leo en ambos formatos. Pero sí me repele el consumo indiscriminado de esa narrativa, con un valor literario incierto, que se consume, por su bajísimo precio, en las plataformas digitales.
Para seguir leyendo sobre temas bibliófilos
Si alguien tiene interés en lecturas que versen sobre amor a libros y bibliotecas, les remito a este divertido artículo de Regina Exlibris en 20 minutos: “6 novelas de librerías para inducir un coma libresco a tu bibliofilia” . Yo también añadiría «La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey» de Mary Ann Schafer.
El triunfo tampoco es la panacea
84, Charing Cross Road se convirtió en un libro de culto
que permitió a su autora viajar a menudo a su amada Inglaterra. En 1975, la BBC
produce un telefilme basado en el libro. En 1981 la adaptación de James Roose-Evans
triunfa en el Ambassor Theatre de Londres; y al año siguiente en Broadway.
Helen se sintió decepcionada por no participar en la adaptación.
La carta final, adaptación cinematográfica de 84, Charing Cross.
Por fin, en 1987, 84, Charing Cross Road es llevada al cine con un reparto de lujo: David Jones dirige a Anne Bancroft y Anthony Hopkins en una gran película, en castellano con el título “La carta final”. Doy fe de que lo es, la vi nada más terminar el libro y me encantó. Está en Netflix, por si tenéis interés.
Helen Hanff continuó viviendo en su estudio de la calle 72 Este, rodeada de sus tesoros bibliográficos de Marks & Co., subsistiendo apuradamente de sus derechos de autor hasta su muerte a los ochenta años, sin un céntimo y sin herederos, en una residencia de Manhattan.
Ella misma se asombraba de la conmoción provocada por su libro:
“Lo que me ha sucedido en estos diez últimos años es
realmente increíble. ¡Admiradores del mundo entero me consideran su amiga! En
Londres, por las cartas que escribí, ¡han colocado en el emplazamiento de la
librería, una placa de cobre con mi nombre! Sigo pensando que soy una escritora
sin cultura ni demasiado talento, pero a pesar de todo ¡me han dedicado una
placa en un muro de Londres! ¿Quién se atrevería a imaginar una historia así?”
Nunca hay que perder la esperanza de que un día se reconozca tu obra, me repito cada mañana al levantarme (y quien no se consuela es porque no quiera, jejeje).
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